La yaya que conozco, mi yaya, que tanto me ha ayudado, entendido y cubierto mis necesidades; aquella a quien he admirado, fuerte y orgullosa, sabia y buena persona, que nunca critica a nadie y que sabe (o quiere) tener siempre la razón, está cambiando.
Ahora no sabe quién soy, cómo me llamo o dónde vivo. No recuerda lo que acaba de preguntar o lo que debe hacer. Se le ha dulcificado el carácter pero la veo estática en cualquier parte, sin saber qué hacer o qué decir.
Pero yo la quiero igual. O incluso más. Yo la sigo admirando, aunque haya cambiado. Quiero que continúe presente en mi vida.
Y me gusta recordar todo lo que hemos vivido juntas. Y quiero abrazarla y mimarla. Porqué ahora es una niña, ya no es aquella mujer fuerte, ahora es mi yaya... pero diferente.
Este blog es para ella y para todas las personas que, como ella, sufren cambios. Y para toda la gente que hay alrededor de ellas. Porqué también cambiamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario